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lunes, 18 de noviembre de 2013

Investigador de Corporación Educacional POBLAR expone en primer Congreso de Extension de la AUGM

Invitados por la Universidad de la República del Uruguay, el Movimiento de Pobladores en Lucha y Corporación Educacional Poblar expusieron en el Primer Congreso de Extensión de la "Agrupación de Universidades GRUPO MONTEVIDEO"  realizado entre el 6 y el 9 de Noviembre en las dependencias de la Universidad de la República. 

Movimientos sociales y Universidad. Luchas de saberes


Colorido y pintoresco lucía el paraninfo de la Universidad de la República (Udelar) durante la primera conferencia central del Extenso, que por ser organizada por la Asociación de Universidades Grupo Montevideo (AUGM), atrajo a delegaciones de Argentina, Brasil, Paraguay, Chile, Bolivia y Uruguay. La conferencia se tituló «Movimientos sociales y universidad».

«¿Qué entendemos por movimientos populares, cuáles se han conformado en nuestro país y en la región, cuáles son sus propuestas, qué proyectos portan, qué potencias y desafíos instalan en el vínculo con universidad?», disparó Mariana Menéndez, integrante del Servicio Central de Extensión y Actividades en el Medio (SCEAM) de la Udelar en la apertura. Los expositores fueron Fernando Zerboni, secretario general de la Federación Uruguaya de Cooperativas de Vivienda por Ayuda Mutua (FUCVAM), Marcelo Abdala, coordinador del PIT-CNT, Mariana Mendy, docente de SCEAM, David Kornbluth, integrante del Movimiento de Pobladores en Lucha (de Chile), Darío Mello, del Movimiento de los Trabajadores Rurales Sin Tierra (MST, de Brasil) y Norma Michi, docente de la Universidad Nacional de Luján (Argentina). 

Clave cooperativa 
Buena parte del público era extranjero y por eso Zerboni reseñó la historia de FUCVAM y su trayectoria. La organización nació en 1968 ligada al movimiento obrero, a partir de trabajadores sindicalizados que idearon una solución habitacional que no sólo es de ayuda mutua sino de propiedad colectiva, subrayó.

Destacó que en dictadura FUCVAM propuso «una visión contestataria» porque tenía impregnada una cultura asambleística, y registró un cambio en el perfil de los cooperativistas. Dijo que hasta mediados de la década de 1980 los cooperativistas «eran militantes sociales», y que hoy «los compañeros que llegan al movimiento cooperativo no tienen la más pálida idea de lo que es un militante social, su primera experiencia de asociativismo la tienen dentro de la cooperativa». Identificó el desafío «de contrarrestar la falta de formación y existencia de los valores neoliberales con un gran desarrollo de formación». Allí situó la trascendencia del «fuerte relacionamiento» que FUCVAM y la Udelar han mantenido durante los últimos tres años y valoró el apoyo de Extensión, que ha permitido «sistematizar esa experiencia en algo transmisible».

Dos casos de educación popular 
David Kornbluth, del Movimiento Pobladores en Lucha, comentó que en Chile «sería impensado» que los movimientos sociales compartieran un panel en la universidad.

Reseñó las políticas previas al golpe de Augusto Pinochet, el «apagón cultural» de la dictadura y la «administración eficiente del olvido» de los gobiernos hasta el presente. También se refirió a la elitización de la educación superior, la «hiperobjetivación de la carrera, donde todo tiene que ser medible», y mencionó que las carreras universitarias «son vistas como un bien de consumo y son elegidas por los estudiantes en base al dinero que van a recibir» cuando egresen.

Sostuvo que «las universidades en Chile estudian los movimientos sociales sin los movimientos sociales, con una mirada desde arriba, objetivando, muchas veces sin preguntar» y que los investigadores casi nunca hacen devoluciones a las comunidades cuando terminan los proyectos.

El Movimiento de Pobladores en Lucha apuesta a la educación popular. Parte de la base de que «no es bueno disociar los espacios de formación de los espacios de construcción de conocimiento». Kornbluth precisó que la organización dispone de «un jardín infantil, un diplomado en movimientos sociales latinoamericanos y autogestión comunitaria (sexta edición), una escuela primaria y secundaria autogestionada, un taller (con formación en albañilería, electricidad doméstica y mueblería) y un área popular de conocimiento que es donde sistematizamos y construimos conocimiento crítico». Sostuvo que construyen conocimiento para «politizar la teoría, es decir, posicionarnos como anticapitalistas, antipatriarcales y anticolonialistas orientándonos a la liberación de los sujetos oprimidos». Además mencionó la «necesidad de teorizar la lucha: desplegar un proceso de producción y sistematización de conocimiento que a su vez sea socializado y democratizado permitiendo aprender colectivamente de nuestras experiencias y de las demás organizaciones sociales».

Darío Mello, del MST, comenzó enumerando los derechos que entiende como innegociables: alimentación, vivienda, salud, trabajo y educación.

Repitió las palabras que el rector Rodrigo Arocena había pronunciado en la apertura del Extenso -«la democratización del conocimiento es fundamental para la distribución del poder»-, y detalló los altos índices de analfabetismo y analfabetismo funcional en su país, la problemática común a América Latina de los pocos alumnos que culminan la educación secundaria, y las trabas en el acceso y la permanencia de los jóvenes en la universidad.

Reseñó que el MST lleva 30 años formando personas y formadores de educadores y que el movimiento aspira a una «formación intelectual y política de los jóvenes». Mencionó que el Programa Nacional de Educación para la Reforma Agraria tiene 15 años y ha formado a más de 70.000 jóvenes y adultos. Criticó el modelo agrícola brasileño -«por cada persona usamos promedialmente más de cinco litros de agrotóxicos por año»-, y alentó el cambio: «Hay que poner algo que sustituya el agronegocio, sin recursos financieros ni voluntad política no avanzamos», lamentó. También señaló algo que toca al Uruguay porque refiere a un planteo del presidente José Mujica en 2010: «Queremos crear acá la Escuela Latinoamericana de Medicina Veterinaria, hubo malos entendidos en otros momentos, en parte provocados por nosotros. La Udelar ha hecho todo lo posible, seguimos aguardando que el Ejecutivo haga su parte», reclamó.

Al igual que el representante chileno, señaló el problema de las universidades al momento de reconocer «a las organizaciones sociales como protagonistas del proceso de formación, como sujetos de la sociedad y parte de la comunidad».

Extensión hacia el sector productivo 
Mariana Mendy, integra la Unidad de Relaciones y Cooperación con el Sector Productivo de SCEAM. Detalló el quehacer conjunto con trabajadores sobre temas vinculados «a la producción y a la formación, y de organización de la producción, porque ahí se genera relación contradictoria principal que es entre capital y trabajo, y todo aquel desarrollo cognitivo que le permita apropiarse mejor sobre cómo se realiza el trabajo y cuáles son los engranajes de la producción, claves desde una perspectiva transformadora».

Mendy recogió la idea que flotó a lo largo de toda la conferencia: «Trabajamos con y en el movimiento sindical, y no para y desde». Reafirmó la importancia de que los universitarios se vinculen con los movimientos sociales porque «es necesaria la formación política y abrir el abanico de ángulos desde los que la universidad se vincula con la sociedad».

Desde el movimiento sindical 
Marcelo Abdala opinó que «la universidad está en una situación contradictoria porque en algunos de sus estamentos reproduce la ideología de clases dominantes y al mismo tiempo, en una sociedad como la nuestra dentro de América Latina, dependiente del capital financiero y de los centros hegemónicos del capitalismo trasnacional, toda vez que apunta a la formación, a la educación, a la extensión, en particular a la investigación, contribuye a minimizar ese papel conservador».

Dio cuenta de la estrecha relación entre el PIT-CNT con el gremio docente y de funcionarios así como con la Federación de Estudiantes Universitarios del Uruguay. Comentó, también, que cada vez que la organización es convocada «a encuentros con el capital», como los consejos sectoriales, la central sindical intenta establecer una interacción con la Udelar.

Abdala evaluó que «muchas veces las fuerzas atractoras mercadocéntricas marcan una necesidad de investigación definidas por las necesidades del gran capital», e indicó que «está muy bueno que la Udelar pueda incluir en sus prioridades algunas de las líneas de investigación que tienen que ver con los intereses de los trabajadores». Sostuvo que se está trabajando en esa línea aunque consideró que se trata de una fase de tránsito, «avanzamos o retrocedemos».

Formas de interactuar 
Norma Michi es docente de la Universidad Nacional de Luján. Señaló que integra un equipo que trabaja desde la perspectiva de la educación popular y que intenta integrar la investigación, la extensión y la docencia.

Valoró que «el capitalismo hace de todo una mercancía y también lo ha hecho con el conocimiento». Asimismo, identificó la mercantilización de los recursos naturales y «los compromisos que tienen las universidades con los agronegocios». Consideró que «si no fuera por los movimientos sociales que en 1999 pusieron en discusión en Argentina el caso de los transgénicos, no conoceríamos del tema siendo que tenemos una facultad de agronomía, que tiene un campo y estudia su producción. Dijo que la lucha y el trabajo conjunto con los movimientos sociales han permitido la creación de cátedras de soberanía alimentaria que contrarrestan el modelo del agronegocio.

Michi advirtió que los movimientos sociales han asumido la disputa por un modelo de desarrollo y de producción de conocimiento. «Están encarando mucho más claramente la formación de sus propios intelectuales orgánicos y lo hacen a través de sus propios espacios de formación: escuelas, universidades, espacios de investigación, de producción y circulación del conocimiento».

Afirmó que la relación entre los movimientos sociales y las universidades está signada «por la esperanza y la desazón permanente». Relató que, salvo excepciones, las universidades niegan los saberes existentes en estos movimientos sociales y no buscan relaciones de igualdad ni de escucha, y que todavía predomina una mirada asistencialista.

Michi valoró que si bien su reseña podía ser tildada de pesimista, se registran avances en la relación entre los movimientos sociales y las universidades, pero no tanto como los deseados. «Ojalá podamos no seguir siendo teóricos de escritorio», sintetizó.